martes, 3 de enero de 2012

Casa de papel



Unos arquitectos suizos proponen la construcción en serie de unas casa de papel para distribuirlas por los países en desarrollo.
La idea es fascinante: una casa de papel que ofrezca un techo a los pobres en el Tercer Mundo.La vivienda estará valorada en 6.000 francos suizos ( 5.440 dólares).
El ingeniero Gerd Niemöller tiene una visión. Se imagina ya campos de refugiados con casas de papel, cuya estructura es parecida a una colmena.
Una cocina, dos dormitorios, una ducha y un área de servicio en la parte externa. Así ha diseñado el ingeniero su casa modelo, de 34 metros cuadrados, para África u otras regiones en crisis.
Las paredes, dos placas de cubierta unidas entre ellas a celdillas hexagonales recuerdan a los panales de abejas. La firma de Niemöller, ‘The Wall AG’ con sede en Schaffhausen, ha bautizado y patentado esta construcción con el nombre ‘SwissCell’.
El principio de celdillas ya es aplicado en diferentes áreas. “Hoy se fabrican aviones, satélites y otras máquinas con la técnica de celdillas. El problema es que estas colmenas son muy caras, por ello busqué y desarrollé una mucho más económica. Tenemos la primera colmena de alto rendimiento a precio de mercado”, sostiene Niemöller.

Material ‘ultraestable’
Gracias a esta estructura hexagonal, las paredes de celulosa impregnada con resina sintética son increíblemente resistentes. “Nuestras colmenas grandes son capaces de sostener más de 200 toneladas en un metro cuadrado”, explica el ingeniero. “Eso ya no tiene mucho que ver con papel”.

En realidad, uno debería hablar de “un extraordinario castillo en el aire” y no de una casa de papel: “Más del 90% de la casa se constituye de aire y funciona porque las celdillas son extremadamente rígidas”.
Debido al tratamiento que se le da, el material también se vuelve resistente al fuego, al aire y al agua. Además, no se malgastan los recursos. “A nuestra casa de África también le llamamos casa de un solo árbol”, precisa Niemöller. “Se necesita sólo un arbolito para construir toda una casa; demanda menos material que un garaje abierto”.


Sin embargo, Niemöller no quiere limitar su firma al Tercer Mundo. “El material del que disponemos también hará posible la construcción en Europa de casas pasivas (que crean su propia climatización y no necesitan calefacción) y a precios extremadamente bajos”, concluye. “Además, se puede construir tanto una mansión como un rascacielos”.

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